Ha venido una vez más Juan.
Me elogia con palabras gratuitas y vacías.
Se esfuerza para quedar siempre bien.
Y ahora hasta me cambia lo emocional por lo material,
y se lamenta por lo que yo río en mi cabeza sin parar.
Cambia de estrategia para ilusionarme.
Juan me protege, me entiende y me da calor.
Supongo que el príncipe Juan llegó en un momento no
adecuado.
Después de todo Juan sabe que no es el primero,
que lo escondo tras excusas baratas y que no me mueve ni
las pestañas.
Juan no es mi amigo, pero me incita a meterme en su
cama.
No rechazo ninguna posibilidad, pero...
Desea que corte una cuerda de acero con tijeras de
papel.
Y que rompa paredes con burbujas.
Juan no ha entendido que yo no estoy a sus pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario